Omar Portillo Olivas

Les dejo una notita que me encontré acerca de un joven encantador de 23 años con síndrome de Down, excelente deportista y como él mismo dice UN CAMPEON.

Un campeón muy especial

 
 
Destaca en atletismo

Conquistó sus sueños pese al síndrome de Down
El Heraldo de Chihuahua
15 de diciembre de 2011
Karen Hernández/Colaboradora

Chihuahua, Chihuahua.- «Lo mejor de mi vida es que soy un campeón», dijo el joven Omar Portillo Olivas, de 23 años, quien a pesar de tener síndrome de Down ha conquistado sus sueños, obteniendo el reconocimiento Teporaca de Bronce en 2010 y participando en el Campeonato Mundial de Atletismo para Personas con Síndrome de Down.

Este destacado deportista tuvo una infancia como la de cualquier otro niño, creció al lado de sus hermanos, quienes al igual que sus padres lo trataron en todo momento con el respeto y aceptación necesarios.

Estuvo en el Instituto Down hasta los 6 años, y posterior a eso comenzó su educación básica en escuelas públicas, «los maestros me comentaban a menudo que Omar era discriminado por sus compañeros, pero su padre y yo le enseñamos que debe cruzar esas barreras y aprender a defenderse», comentó su madre, la señora María Elena Olivas, de 62 años.

Desde niño a Omar le gustaba el baile y el deporte; terminó la primaria y tiempo después entró a la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, donde estuvo estudiando danza durante dos años, bailó en el Teatro de la Ciudad; al salir de esta escuela se unió al equipo de «Jóvenes en Movimiento».

Durante el Campeonato Mundial de Atletismo, Omar corrió la carrera de 200 y 100 metros en Puerto Vallarta, ganando el primer y tercer lugar respectivamente.

Los sueños de este joven atleta son convertirse en un destacado deportista e inspirar a jóvenes de su edad para que consigan sus metas, «Omar es un ejemplo por sus logros en un mundo tan hostil, sobre todo para las personas con síndrome de Down», comentó la señora María Elena.

La falta de aceptación e inclusión en las actividades sociales cotidianas han sido dos de los mayores retos a los que Omar ha tenido que enfrentarse, aún más que su propio desarrollo como deportista.

Actualmente Portillo trabaja como cerillito en un supermercado, con lo cual ha logrado una mayor independencia y socialización, «mis papás están orgullosos de mi esfuerzo, y yo soy feliz de practicar deporte».

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